La retórica y las competencias argumentativas / La Columna J

Estimado lector de alchileaguascalientes, con el gusto de saludarle como cada semana, en esta sección de la columna J abordo la retórica y competencias argumentativas con su vínculo con la oratoria, espero sea de su agrado. Con la caída del Imperio Romano y la desintegración de su modelo político, la retórica devino en decadencia progresiva. Ya a partir de la edad media la retórica venía evolucionando en dos versiones diferenciadas, una orientada al desarrollo argumentativo, y otra, para favorecer el arte de la brillantez en la palabra.

Acusadas ambas por sus críticos empiristas y racionalistas, la primera por carecer de universalidad y la segunda de contenidos. Sin embargo, ambas versiones habrían de llegar a la mitad del siglo XX donde tuvieron una nueva oportunidad de convertirse en el centro del escándalo de la comunidad, pero también de constituir un renovado núcleo de utilidad social.

En la versión contemporánea del pleito histórico, muchos de los críticos no tienen la claridad de Platón y Sócrates en su defensa de una persuasión consecuente con lo justo, el bien y la verdad. Los actuales críticos de los grandes pensadores, incluso del propio Aristóteles, podrían decir que no estudiaron los libros I y II de su retórica, y se fueron directo a las figuras de la estilística incluidas en el libro III. Quienes enderezan los más frecuentes ataques al marketing político generalmente parten de grandes y viejas confusiones. La más frecuente es la asimilación que asumen entre mercadotecnia y publicidad, y a ambas, con la manipulación.

En una democracia, la principal característica de la persuasión es que prevalece la libertad de elección del individuo. El intento de persuasión apunta a influir en una conducta que finalmente es voluntaria (la libertad política del voto secreto, único, intransferible, etc.) es una forma de buscar el apoyo hacia una conducta política, pero sin el uso de la fuerza.

Mucho se ha criticado al fenómeno persuasivo y a la retórica, al calificarla de manipuladora. En ese sentido, es importante considerar que :

Las democracias actuales descansan en gran parte en la comunicación persuasiva.

La persuasión como tal no podría calificarse de perniciosa en sí misma, pues puede lograr objetivos tanto nobles como perniciosos. Los contenidos de por qué y para qué persuadir los sigue definiendo la política, mientras se afecta al sistema educativo por intereses.

Autores como Kotler, entre otros, señalan que la retorica y la oratoria han permitido conocer mejor las necesidades y gustos de los consumidores y ha proporcionado criterios para satisfacerlos mejor, esta corriente afirma que hacer responsable a la mercadotecnia de los males de la sociedad de consumo es confundir la técnica con las intenciones de quienes las emplean. (Aguilar, 2014).

Jean Paul Robin Walberg, propone que la retórica es neutra, es decir, que sus planteamientos, métodos y técnicas pueden ser empleados indistintamente por cualquier organización y estar al servicio de cualquier causa, por lo que el problema no está en cuestionar el instrumento sino en identificar la intencionalidad con la que es empleada.

Estimado lector, el modo en el que se estructura logicamente un discurso tiene que ver con el modo en como se expresa su retórica, una herramienta más que necesaria en estos días. Le deseo una semana de éxito, atentos saludos.

In silentio mei verba, la palabra es poder.

Mtro. Roberto Valdés Ahumada